El clima y tu piel II

Piel de verano vs piel de otoño                 

Sin embargo, los meses de verano no son tan buenos en otros aspectos. Tendemos a exponernos demasiado al sol, lo que puede acelerar la aparición del envejecimiento, y si pasamos tiempo en el agua la exposición al cloro o la sal puede provocar sequedad e irritación temporal. También, el aumento del aire acondicionado reseca la piel, mientras que el exceso de calor significa más sudoración, lo que puede provocar la obstrucción de los poros.

El otoño trae un clima más frío y turbulento. Los vientos soplan con más fuerza y ​​la temperatura puede variar mucho de un día a otro con días calurosos y húmedos y noches frescas y secas. Con este cambio en el clima, nuestra piel tiene que adaptarse, por lo que nuestra rutina de cuidado de la piel tiene que cambiar junto con ella.

¿Qué es lo que más necesita tu piel?

La transición del verano al otoño al invierno trae un aire más seco, que puede robarle la humedad a la piel. Eso significa que incluso si cambia su humectante, puede que no sea suficiente, especialmente cuando sopla el viento y se encienden las calefacciones.

En otoño puede que al mirarnos al espejo veamos mas poros de lo que nos gustaría. Y debemos añadir que con el uso de la mascarilla nuestra piel se ha resentido más que otros veranos anteriores a la pandemia.

Pero tiene fácil solución, aprovecha una de las frías tardes para limpiar tus poros. Las mascarillas faciales absorben el exceso de grasa, sacando toda la suciedad de los poros mientras te sientas y te relajas. Notarás la diferencia de inmediato. Además, es muy sencillo su aplicación. La mascarilla se encuentra impregnada del producto, y solo tienes que colocar el velo en la frente y ajustar bien en la zona de los ojos y los labios. Tras 20 minutos lo retiras y completas tu rutina con normalidad.

¿Te unes al cuidado de tu piel?